Por lo antiguo de sus raíces. Ingredientes como el maíz, el chile y el frijol son herencia milenaria de nuestros antepasados. Estos elementos han sobrevivido al mestizaje cultural y al paso del tiempo, lo cual los convierte en tesoros históricos, dignos de ser preservados.
Lo mismo aplica para técnicas de la cocina mexicana como el uso del comal, el metate y las ollas de barro.
Por su papel como elemento de identidad. La comida mexicana es como los mexicanos: colorida, extravagante, alegre y muy creativa. Además, los ingredientes base son originarios de esta misma tierra y forman una parte fundamental de nuestro esquema de nutrición.
Por su diversidad. Cuando hablamos de la gastronomía de México, en realidad nos referimos a un gran colectivo de tradiciones culinarias tan variadas como las cocinas poblana, yucateca, oaxaqueña, etc.Aunque los ingredientes son parecidos, el espectro de sabores y combinaciones es muy amplio y cada región tiene algo que aportar.
Por los métodos de cultivo. Sistemas como el de las milpas y las chinampas, que aún se utilizan, son formas antiguas y creativas de cultivar, exclusivas de esta tierra.
Por sus combinaciones exóticas. Solo en México utilizamos el chocolate para elaborar una salsa picosa, como ocurre con el mole. Combinaciones como esa e ingredientes poco convencionales como el huitlacoche y una gran variedad de insectos le dan el toque exótico a la comida mexicana.
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